domingo, 7 de febrero de 2010

¿Y si invertimos la pirámide?.

Detrás de grandes palabras como derechos humanos, libertad, orden mundial, civilización, humanidad, se atisba una gran realidad. Una minoría, cegada por la ambición, incapaz y destructiva, dirige el curso de la humanidad.
La voz del pueblo se pierde en su viaje a través de los valles, su mensaje inicial se convierte en reducto ilegible, nulo, ni siquiera eco percibido en la cima de las montañas.
Esos valles y esas montañas están habitadas por seres muy distintos, con objetivos incompatibles y destinos trágicamente opuestos.
En los valles habita el proletariado, cuya gran mayoría lo conforma el hombre masa. Seres carentes de cualquier inquietud, espectadores del trascurso de la historia y de sus propias vidas, conformistas genéticos, trabajadores esclavos, asalariados de sueños de bienestar y crecimiento sostenible.
Sobre esta base, se permite ascender a elegidos seleccionados por el sistema capitalista. Lógicamente, nada se deja al azar. Una minoría necesaria, noble en intenciones, pero castrada en sus anhelos de cambiar el mundo. Son las mentes privilegiadas, científicos, investigadores, estudiosos, cerebros necesarios para impulsar las necesidades propias al desarrollo humano. El problema surge cuando esta clase, está manejada por los esbirros del sistema, los archienemigos de la humanidad, los plíticos, poderes judiciales y mandos del ejército.
En la cima de la montaña, los poderes económicos, los grandes especuladores, las fortunas arrancadas con sangre y sudor del trabajador, trazan el mapa, marcando la ruta de nuestros destinos.
Ha llegado la hora, que las gentes de los valles y laderas, arrasen y tomen la cima, sus cuerpos sufran las inclemencias de la montaña, sufran el mal de altura. Su sufrimiento tendrá recompensa, una vez traspasado el mar de nubes, podremos ver con nuestros propios ojos, la luz cegadora del sol, alcanzaremos la cima, impondremos la nueva bandera de la humanidad y apreciaremos libres los verdaderos horizontes de nuestro planeta.
La fuerza de los valles alzará la pirámide, alentada por los valientes que alcanzaron la cima, su rugido y deseos de cambio, invertirán la pirámide, será tan fuerte los motivos del cambio y sus fundamentos, que se sostendrán en una sola punta.
Esa punta será la base estructural económica y productiva, necesaria para el mantenimiento de nuestra especie, y estará al servicio de la humanidad, no la humanidad a su servicio. Será como un coladero por cuya base se digerirán las decisiones tomadas por el pueblo. Por encima, se encontrará la tecnología, ahora al servicio de la humanidad. Liberada de la esclavitud capitalista, su única función será la búsqueda del verdadero bienestar del hombre, erradicar las diferencias y conservar nuestro planeta. Todo lo que atente contra ello, no será digno de su existencia. Y sobre todas las bases estructurales y tecnológicas se alzará, la humanidad, representada por un consejo mundial,formado por científicos, mentes privilegiadas, personas cuyo único sentido en sus vidas sea su prójimo. Someterán las decisiones de nuestro planeta a la razón única que imperará, la tecnocracia humanística. La razón y la ciencia al servicio de la humanidad y del planeta, no del capital. ¿Es una utopía?, si permaneces con los brazos cruzados, si.
¿Estás dispuesto a subir hasta la cima?

No hay comentarios:

Publicar un comentario